La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica de carácter crónico, que se caracteriza por la presencia de altos niveles de glucosa en sangre (hiperglucemia plasmática). Se considera diabetes cuando los niveles de glucosa basal son mayor o igual que 126 mg/dL.

Una de las complicaciones más graves de la diabetes es el pie diabético,  que hace referencia a la existencia de lesiones y/o ulceraciones en el miembro inferior, lo cual es provocado principalmente por una pérdida de sensibilidad y aporte sanguíneo, dificultando así la cicatrización de esa herida.

Sin embargo, se considera pie de riesgo cuando no presentan ninguna lesión y/o ulceración, pero si factores predisponentes, que en cualquier momento pueden propiciar su aparición. El factor principal es la diabetes mellitus, por lo que TODOS los pacientes con diabetes tienen un pie de riesgo.

Por ello, es de vital importancia que todas aquellas personas con diabetes lleven a cabo un correcto cuidado de sus pies y que acudan de manera regular al PODÓLOGO, ya que es el profesional sanitario capacitado para prevenir, diagnosticar y tratar afecciones y deformidades propias de los pies.

MEDIDAS PREVENTIVAS

CUIDADO DE LA ENFERMEDAD:

 Control glucémico

Estilo de vida saludable: alimentación y actividad física diaria

Terapia farmacológica: en pacientes con diabetes tipo 1 (insulina) y en diabetes tipo 2 que no resulta suficiente el estilo de vida saludable.

Psicoterapia: aceptar la enfermedad y llevarla con aptitud positiva. En caso de no saber o poder sobrellevarlo, acudir a terapia psicológica y/o grupos de apoyo con otras personas con la misma enfermedad.

CUIDADO DE LOS PIES:

Inspección diaria de los pies, para descartar la existencia de cambios en la piel o lesiones. Realizar de manera minuciosa, con ayuda de un espejo o de otra persona.

Lavado: con agua templada (35-37ºC), con esponja suave y jabón neutro (aclarar bien todas las zonas) y no exceder más de 5 minutos.

Secado: con toalla suave y sin frotar. Muy importante secar bien entre los dedos, para evitar la aparición de maceración de la piel y consecuentes lesiones.

Cuidado de la piel: hidratación diaria con crema (con urea o glicerina), excepto entre los dedos (por maceración).

Cuidado de las uñas:

• En pacientes con pie de riesgo bajo: cortar las uñas rectas (no utilizar elementos cortantes o punzantes) y limar las esquinas. Solo en caso de ver bien y no presentar dificultades.
• En pacientes con riesgo moderado o alto y en caso de presentar dificultades: acudir al podólogo, el cual realizara el correcto corte y fresado de uñas, evitando posibles complicaciones.

Uso de un correcto calzado, y calcetines o medias de materiales suaves, para evitar lesiones o alteraciones en la marcha.

Acudir de manera periódica al PODÓLOGO (por lo menos una vez al año), para llevar a cabo el correcto cuidado de los pies y prevención de complicaciones.